Morel, tras participar en un seminario de PwC, asegura que “Como Consejo Minero siempre dijimos que un rango razonable de carga tributaria para ser competitivo a nivel internacional era situarse entre el 39% donde estábamos hoy y un 44%. Algunos podrán considerar que ese 0,7% de diferencia entre 44% y 44,7% es alto; otros podrán considerar que es bajo, pero en términos bastante puros y numéricos, lo que se ve, es que quedamos sobre el rango superior de competitividad internacional”.
En relación al royalty minero, se estableció una carga tributaria máxima del 46,5% para operaciones que superen las 80.000 toneladas de cobre fino, y del 45,5% para faenas que se encuentren entre esa producción y las 50.000 toneladas. Además, se aprobó un componente Ad Valorem del 1%.
En cuanto a la recaudación estimada, el Ministerio de Hacienda proyecta que representará el 0,45% del PIB, siendo el 0,3% atribuible directamente al royalty, y el 0,15% una combinación de una proyección de mayor producción y mayores costos. Sin embargo, existe incertidumbre sobre si se cumplirán esas proyecciones adicionales del 0,15%, ya que depende de las condiciones y la inversión en el sector minero, así como de la capacidad de aumentar la base tributaria.
Al respecto, el Secretario del Sindicato de Supervisores de Collahuasi, Víctor Riesco, señaló que “En Chile, durante muchos años, las empresas mineras extranjeras principalmente y luego las nacionales, como Antofagasta Minerals, han disfrutado de no tener que pagar un royalty respecto de los temas mineros y que eso ha ido directamente a sus ganancias”.
Riesco, puntualiza que “prácticamente, desde la instalación de las primeras empresas privadas, lo que han ganado sin pagar este royalty ha sido mucho. Considerar que el no pagar un tributo que irá en beneficio de las regiones pasa por parámetros de competitividad, es algo que realmente no lo podemos entender”.
“Chile es un país rico en minerales, pero es pobre en el aprovechamiento de estos. Y ni hablar siquiera de poder desarrollar algo con valor agregado con estos minerales. Tenemos la maldición, como la han tenido Australia y otros países, de tener estas maravillas naturales y que al explotarlas simplemente las grandes empresas se llevan gran margen de los beneficios económicos”, aseguró.
Para Riesco, “¿la competitividad se puede ver afectada? Quizá, pudiera ser, pero no generará el efecto de que las empresas vayan a dejar de producir, porque simplemente es un negocio tan grande y tan espectacular que las ganancias cuyas cifras llegan a números siderales van a seguir estando presente”.
“Es por eso que también la intervención del Estado en aquellos recursos estratégicos como pudiera ser el litio, es un tema importante. Pero recordemos que también en el pasado el salitre era uno de los grandes hitos y que durante la primera guerra, luego de que los alemanes descubrieran el salitre sintético, Chile quedó a la deriva con esta situación”, afirmó Riesco.
“¿Nos puede pasar lo mismo? ¡Por supuesto! Hace años estamos esperando el reemplazante del cobre y prontamente se encuentre reemplazante del litio y Chile se quedará con estas maravillas de la naturaleza, sus grandes extensiones de minerales y no las podrá aprovechar”, explica.
Finalmente Riesco concluye que “La visión del Consejo Minero es respetable por las cifras que entregan, pero no respetable desde el punto de vista del país, el cual siempre va a perder sus minerales a manos de grandes consorcios extranjeros que se llevan las utilidades y con ello, las posibilidades de recursos para el progreso”.