Marcel advirtió que el mayor riesgo para los países productores de litio no radica en la actual sobreproducción que ha provocado una disminución en los precios, sino en la posibilidad de que el mercado restrinja la producción para elevar los precios, lo que podría impulsar la viabilidad de otras tecnologías que sustituyan al litio en las baterías.
Chile, como el segundo mayor productor de litio del mundo, busca contribuir a este objetivo. Recientemente, el Gobierno anunció planes para abrir una lista de salares a la inversión privada, con la meta de duplicar la producción en la próxima década. Se espera que este incremento en la producción proporcione un suministro adicional para la industria de vehículos eléctricos y acelere la transición hacia tecnologías de energía más limpia.
El plan chileno contempla que dos tercios de la nueva producción provendrán de la asociación entre la empresa privada SQM y la estatal Codelco, mientras que el tercio restante provendrá de nuevos proyectos. Sin embargo, el precio del litio es conocido por su volatilidad, habiendo experimentado un aumento seguido de una caída en los últimos años.
En cuanto a las preocupaciones sobre la intervención estatal en la industria del litio y el uso de métodos de extracción directa más eficientes y ecológicos, Marcel aseguró que, al menos en algunas zonas, las empresas privadas controlarán los proyectos sin la influencia del Estado, y que el uso de estos métodos será deseable pero no obligatorio en los nuevos contratos.
El ministro destacó que muchas de las interpretaciones previas sobre la política de litio del gobierno podrían haber sido influenciadas por prejuicios políticos, y afirmó que la situación se ha aclarado para evitar malentendidos.