Desde el Sindicato de Supervisores de Collahuasi, se suman a las muestras de apoyo a la familia, amigos y conocidos del supervisor fallecido el martes.
Alejandro Montaño Bravo, de 47 años, quien se desempeñaba como supervisor del yacimiento Las Cenizas, falleció el martes 25 de septiembre luego de caer a un desnivel y ser aplastado por el material que había en el lugar.
El supervisor trabajaba desde el 2004 y tenía conocimiento amplio sobre cómo desempeñarse en las faenas. Sin embargo, un desperfecto que la policía está investigando, fue el causante del accidente.
Según consigna 24 Horas, el trabajador se encontraba realizando la extracción de material en la mina cuando cayó a un desnivel y el material desprendido cubrió todo su cuerpo. Ante la gran cantidad de sedimentos que cubrieron al hombre, lo rescatistas debieron trabajar durante varias horas para recuperar el cuerpo.
Por ello, el presidente del Sindicato de Supervisores de Collahuasi, Carlos Zurita, expresa sus más sentidas condolencias en estos momentos de profundo dolor para la familia, amigos, compañeros de trabajo y conocidos de Alejandro.
“Queremos expresar nuestro profundo dolor al saber esta noticia. Jamás es un momento agradable cuando nos enteramos de que otro trabajador de la minería muere, dejando un tremendo vacío en su familia. Por ello, mostramos nuestro apoyo y solidarizamos con este caso”, puntualiza.
Zurita también hace un llamado a los trabajadores a estar atentos a las medidas de seguridad y más de eso, al Estado para que escuche a los miles de trabajadores que solicitan una minería más segura.
“Queremos que el Estado de Chile escuche el llamado de los miles de trabajadores mineros que estamos pidiendo cero accidentes y cero fatalidades, porque queremos una minería más segura. Estamos convencidos que esto sólo se cumplirá si Chile ratifica el Convenio 176 de la OIT, el cual hace años estamos solicitando, y hoy más que nunca. Que bajemos las cifras de fallecidos no significa que estemos bien y que nos olvidemos del tema, porque perder a uno, una sola vida, es una pérdida inconmensurable”, finaliza.