El verano del 2017 estuvo marcado por una serie de acontecimientos. Uno de los más grandes en minería, fue la movilización de los trabajadores de Minera Escondida quienes desarrollaron la huelga más grande de la historia, con 43 días.
Con una pérdida para la industria que significó cerca de 700 millones de dólares, 43 días de paralización y un sindicato férreo a su petición, la huelga de los trabajadores de Escondida marcó un precedente que hasta hoy influye en las cifras, ya que los niveles de producción bajaron y el punto de comparación en cuanto a contratos colectivos en minería, se extendió.
Los trabajadores mostraron la capacidad para resistir y no ceder en sus peticiones, y luego de no llegar a un acuerdo con la compañía se acogieron al artículo 369 del Código del Trabajo. Éste dispone que “si llegada la fecha de término del contrato, o transcurridos más de cuarenta y cinco días desde la presentación del respectivo proyecto (…) las partes aún no hubieren logrado un acuerdo, podrán prorrogar la vigencia del contrato anterior y continuar las negociaciones”.
Hoy, el plazo se cumplió y comenzó una nueva negociación que tiene a la empresa dando declaraciones sobre lo lejos que está el petitorio de la realidad.
Cabe recordar que lo que piden los trabajadores considera un reajuste de 5% y un Bono de término de negociación equivalente al 4% de los dividendos que Escondida pagó a sus accionistas en 2017, cifra que según cómo se calcule, equivale a un monto de entre $21,5 millones y $25,9 millones, para cada uno de los alrededor de 2.500 trabajadores.
Durante esta semana se espera que se pueda negociar directamente, logrando que el sindicato presente su propuesta en relación a la respuesta austera de Escondida.