Permanente temor al contagio, aumento de la carga laboral, falta de tiempo, mayor presión por parte de sus jefaturas, inseguridad laboral, ausencia de espacio adecuado, son los desencadenantes, indica encuesta de Trabajando.com
Según Latercera.com, la realidad del teletrabajo fue indagada por trabajándo.com quienes realizaron una encuesta a 900 personas, de las cuales 54% se encuentran actualmente trabajando desde sus casas. Los resultados son claros: 79% reconoce que dedica más horas al trabajo que antes y un 70% sufre estrés.
¿Las razones? Un 59% indica que les ha aumentado la carga laboral. En tanto, un 54% admite que no les alcanza el tiempo. Pero también la inseguridad laboral (47%) y el aumento de la presión de las jefaturas directas (47%), fueron otros de los argumentos.
“Estamos en la tormenta perfecta para que las personas vivan grandes momentos de angustia, lo que es totalmente comprensible”, señala con respecto a los resultados del sondeo Ramón Rodríguez, gerente general de Trabajando.com.
La actual situación no deja a ningún trabajador o trabajadora indiferente, dice, y puede que les haya afectado el rendimiento en un principio, ahora o que les pase más adelante. “Lo importante aquí, es que cuenten con el apoyo de sus jefaturas, los que debieran empatizar y buscar en conjunto la mejor solución. Nunca un líder debe hablar en un tono que, a los colaboradores, les haga sentir algún tipo
de temor”, asegura.
Cabe recordar que hoy, trabajar remotamente nace en respuesta a una experiencia de una amenaza permanente de salud, que es Covid-19, “estamos en casa porque si salimos nos podemos contagiar, y no sólo eso, también hay riesgo de muerte, lo que genera mucha ansiedad y estrés por esa amenaza”, dice el científico Pedro Maldonado, neurocientífico, investigador del Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
La Organización Mundial de la Salud, ha hecho advertencias importantes sobre el deterioro de salud mental que implica la actual crisis sanitaria. Y aunque el estrés ha sido una favorable respuesta evolutiva que surge para que nuestro cerebro nos permita reaccionar de forma rápida a una amenaza, “es bueno cuando se trata de amenazas reales y cortas, pero es muy malo cuando es un estado que se prolonga en el tiempo”, subraya Maldonado.